¿SABES COMO TOMAR UN VINO PARA DISFRUTAR DE TODOS SUS MATICES?

¿SABES COMO TOMAR UN VINO PARA DISFRUTAR DE TODOS SUS MATICES?

Ojos que no ven...es muy interesante realizar catas a ciegas; que no te influyan las etiquetas y precios te ayudará a abrir la mente y a dejarte llevar por las sensaciones sin condicionantes.

Si vas a probar varios vinos, cambia de copa cada vez que cambies de vino. De esta forma no mezclarás sabores y no permanecerá el recuerdo del vino anterior.

Es importante saber sostener la copa correctamente. Si sostenemos la copa por el cáliz corremos el riesgo de calentar el vino con nuestra mano. Por eso, hay que sujetarla por el tallo o la base.

Ahora giraremos la copa suavemente realizando pequeños círculos. Con este movimiento observaremos cómo caen las "lágrimas" del vino: a menor velocidad de caída, mayor densidad y por lo tanto mayor graduación; y además fomentaremos la salida de los aromas al oxigenar el vino.

Abre los ojos y observa. Así podrás captar los distintos colores del vino. Esto es importante porque los colores nos cuentan la historia del vino...las tonalidades dependen de factores como el tipo de uva, proceso de elaboración, envejecimiento del vino, clima, tipo de suelo etc. Por ejemplo, generalmente los tintos van del violáceo (más joven) al teja (más maduro); los blancos, del pajizo de los jóvenes al dorado oscuro de los más evolucionados. Para poder apreciar más los colores os recomendamos sostener la copa sobre una superficie blanca como un folio.

Utiliza tu olfato, olerlo es la clave para apreciar un vino al máximo, ya que el olfato tiene una capacidad sensorial superior a cualquier otro sentido, incluido el gusto. Acercando la nariz a la copa, descubriremos los aromas frutales, florales y especiados que se esconden tras un buen vino. Esto es importante hacerlo tanto como con la copa parada como en movimiento ya que en cada caso surgen olores y sensaciones diferentes.

Ahora sólo falta probarlo. Debemos concentrarnos no solo en su sabor, sino también en su temperatura, textura, persistencia en boca una vez tragado, el equilibrio entre dulzura y acidez...

Y lo último y quizás la más importante: ¡El mejor vino es el que más te guste!

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